La visita del presidente brasileño Lula a Rusia e Irán, aumentó la visibilidad internacional y la fuerza diplomática del gobierno brasileño.

En Rusia, Lula fortaleció las relaciones comerciales y los acuerdos de cooperación tecnológica existente entre los dos países, gran parte de la tecnología aeroespacial de Brasil (uno de los pocos países latinos con un programa espacial y satélites propios lanzados en el país) es fruto de la amistad que existe entre los dos países además de acuerdos científicos, militares y culturales.

La colonia rusa presente en Brasil se animó con la visita del presidente que aproximó una vez más a las dos potencias emergentes aumentando la posibilidad de intercambios laborales y académicos además de los económicos.

Ya en Irán, Brasil junto a Turquía dieron el primer paso para la aprobación del plan nuclear del país persa, logrando así encontrar un camino diferente al propuesto por las naciones más ricas.

Sin embargo aún existe una fuerte resistencia para la aprobación del plan nuclear iraní, posiblemente fruto de factores ideológicos, religiosos, económicos y culturales, siendo que gran parte de la opinión pública desconoce el verdadero Irán, siendo este un país de gran potencial y con una gran demanda energética.

Espero que sea posible lograr un acuerdo sin la imposición de la fuerza económica y política de las naciones más ricas y que finalmente encuentren un camino alternativo al bloqueo económico que tanto castiga a la sociedad y aumenta el poder del gobierno local, haciendo claro que dicha medida es contraproducente como apuntado por el ministro de relaciones exteriores de Brasil y que tiene en Cuba el mayor ejemplo.

En pleno siglo XXI es hora de abrir el paso para el diálogo entre iguales y no la imposición entre ideales.

Wesley S T Guerra.